Asalto al banco Central

 

El 23 de Mayo de 1981, un grupo de personas armadas asalta el banco central de Barcelona, convirtiéndose en el mayor atraco en la historia de España. Hacia tan solo tres meses exactos del golpe de estado del Teniente General Tejero y rápidamente se disparó la psicosis al asociar, los propios asaltantes, ambos actos.

La prensa de aquellos años llamó al suceso; “El Tejerazo”. Desde un primer momento se habla de 20 a 25 secuestradores, armados con Cetme y con instrucción militar.

SITUACION POLITICA Y SOCIAL DE ESPAÑA TRAS EL GOLPE DE ESTADO

Tras el fallido golpe de estado, conocido como 23-F, encabezado por el Teniente Coronel de la Guardia Civil Antonio Tejero, y los Generales Armada y Miláns del Boch, la sociedad española queda inundada de dudas. Dudas en cuanto la estabilidad democrática y constitucional que apenas había cumplido dos años desde su aprobación y dudas en cuanto a los interrogantes que se dieron en el golpe, tales como “La llegada del Elefante Blanco” que esperaban los golpistas y que nunca apareció.

El proceso judicial dejó algunos interrogantes, sobre los apoyos que tenían los Militares sublevados, que concluyo con la condena de 29 militares y un civil, quedando absuelto por falta de pruebas José Luis Cortina Prieto, jefe del CESID en una controvertida sentencia final, que no terminó por despejar la identidad de todos los conspiradores ni las dudas que sobrevolaban de la posible  participación del CESID y de la Casa Real.

 

Tejero en el congreso. 23 de Febrero de 1981.

EL ASALTO.

A las 9:00 de la mañana del 23 de Mayo de ese mismo año, un grupo organizado, encapuchados y fuertemente armado, reciben de su líder la orden de entrar en el banco central de Barcelona. En ese instante un blindado aparece a las puertas del banco y el comando aborta el primer intento, para evitar el enfrentamiento que podría desbaratar todo el operativo.  

Fachada del Banco Central de Barcelona. 1981.

Es sobre las 9:20, en un segundo intento  cuando el grupo penetra en vestíbulo del banco. Con una oleada de disparos hacia el techo al grito de “Al suelo” obtiene rápidamente el control de las siete plantas del edificio. Sacan a todos los empleados de los despachos y son reunidos todos en la entrada principal, quedando bajo su mando más de 300 rehenes  entre empleados y clientes. La operación había comenzado.

Los secuestradores saben bien lo que hacen. Se mueven rápida y organizadamente con decisión. Parecen tener instrucción militar, están compenetrados y entre ellos se llaman por números. Manejan el armamento propio del ejército y de la guardia civil.

 

Fusil CETME. Utilizado por el ejército en 1981.

Para evitar la intervención policial, colocan a todos los rehenes sobre la pared tapando ventanas y cristaleras. Así los utilizan como escudos humanos a la vez que impiden que los observadores policiales puedan ver qué ocurre dentro; sus posiciones y su armamento.

Transcurridas las 9:30 aparecen las primeras unidades policiales, que son repelidos por disparos desde el interior del banco. Pero no es hasta casi las 15:00 cuando reciben las primeras peticiones de los asaltantes.

Policías frente el Banco Central.

IDENTIFICACION Y EXIGENCIAS

Desde un principio los mandos policiales quedan sorprendidos por la magnitud de la operación, ya que el asalto de un banco tan céntrico y con tantos rehenes hacía casi imposible la huida y éxito del atraco.

Periodistas de “El Diario de Barcelona”, encuentran en una cabina telefónica cerca del banco las exigencias de un grupo autodenominado de “ultraderecha” cuyo contenido exponía:

-          La libertad de cuatro militares héroes del 23F y de nuestro teniente coronel Tejero.

-          En 72 Horas tengan dispuesto un avión en Barajas, para los defensores de la patria con destino Argentina.

-          Otro avión en el aeropuerto del Prat, con el que saldría el grupo de los asaltantes con el mismo destino.

Si no cumplen sus demandas en 72 horas “nos veremos en la obligación” de ejecutar a 10 rehenes y otros 5 por cada hora de más sin satisfacer sus peticiones.

Si intentan penetrar en el edificio, “nos veremos en la obligación” de volarlo con todos los rehenes que se encuentren en nuestro poder.

Termina el comunicado con un “Viva España”.

REACCION DEL GOBIERNO.

La simple mención de Tejero, pone en alerta a todas las autoridades en unas fechas en las que aún no se ha superado la inseguridad del golpe de estado y nadie podía descartar que se tratase de un segundo golpe, o incluso, la continuación del primero.

El gobierno contempla seriamente que no se trate de simples atracadores y se estuvieran enfrentando a guardias civiles o militares. Menciones como “compañeros” o “Nuestro teniente coronel” refiriéndose a los golpistas del 23F, junto la fecha escogida para el asalto y las actitudes mostradas; llevaron a Calvo Sotelo, presidente del gobierno, a convocar un gabinete de crisis.

Calvo Sotelo. Presidente del gobierno en 1981.

La primera medida tomada por el gabinete fue nombrar al General Aramburu Topete, Director General de la guardia civil en aquel momento, jefe del operativo con indicación precisa de viajar a Barcelona y dotado de plenos poderes.

General Aramburu Topete.

El general y los mandos policiales, están obsesionados con un segundo 23F y creen tener identificado al líder del grupo asaltante. Piensan que se trata del Capitán Gil Sánchez Valiente, un guardia civil sobre el que planea la duda de su participación en el golpe de Tejero y desde entonces en paradero desconocido. El General Pajuelo, miembro del gabinete de crisis lo reconoce al oír su voz en la grabación de una conversación mantenida con el líder de los secuestradores.

 

DESARROLLO DEL SECUESTRO

Como ya hemos visto, el grupo armado, se hizo pronto y sin resistencia con el control de todas las instalaciones y sin herir a ningún rehén en el asalto.  

A las 11:20 de la mañana, el jefe de los captores solicita dos ambulancias, especificando que una de ellas asistirá a un rehén por motivos de salud, como muestra de buena fe y la otra atenderá a un rehén al que van a disparar, específicamente para mostrar sus actitudes y avisar a las fuerzas del orden que "los siguientes serán muertos".

Momento en el que atienden al herido de bala

Estos primeros liberados confirman el armamento militar de los asaltantes y unos comportamientos bien instruidos. Los agentes dan prioridad a la peor de las teorías; Parecen ser militares. Aún se duda de cuantos miembros se compone el comando.

Poco después, se negocia la primera salida de rehenes a cambio de alimentos, que serán realizados por la Cruz Roja. A la vez que se negocia el intercambio los negociadores solicitan hablar con el Capitán Gil Sánchez Valiente. Pero el jefe de los secuestradores, les indica que "no puede ponerse, solo yo hablaré con ustedes", confirmando tácitamente la presencia del capitán dentro del comando. Alimentando aún más los nervios de las autoridades.

Capitán Gil Sánchez Valiente.

La obsesión es tal, que el ministerio de interior ordena hacer un inventario de todos los Cetmes del ejército y la guardia civil y emprender la localización de todos sus miembros. Una tarea titánica y con poco tiempo que no arrojo ningún resultado concluyente, para mayor desesperación del comité de crisis.

Con el paso de las horas, el ambiente dentro del banco es cada vez más desmoralizante. Los rehenes sufren crisis nerviosas y desmayos. Algunos lloran y otros desesperan. Igualmente los secuestradores empiezan a ponerse nerviosos y discuten entre ellos. En esta tesitura continúan los intercambios de rehenes por comidas. Con todo, más de 200 rehenes pasan la noche en el interior del banco junto sus captores.

Intercambio de rehenes llevados a cabo por la cruz roja

Tras una larga noche, a las 10:00 del día siguiente, la cruz roja vuelve a llevar a cabo otro intercambio liberando a las personas con mayor dificultad, muchos de ellos enfermos, por alimentos y tabaco. En estos momentos los secuestradores se encuentran fatigados pero insisten en que no habrá rendición.

Último intercambio pactado con los secuestradores.

 

LA NEGOCIACION

El gabinete de crisis, se plantea todo tipo de posibilidades para resolver la situación y velar por la integridad de los secuestrados. Por lo que se contacta con el Teniente Coronel Tejero, explicándoles la oferta. Este la rechaza, no desea salir de España y niega tener cualquier relación con la operación y con los asaltantes.

 Además las autoridades Argentinas niegan prestar asilo a los asaltantes y también lo rechazan diferentes gobiernos latinoamericanos. Todo ello se les comunica a los secuestradores. Durante horas, las conversaciones con el grupo continúan, pero no alcanzan ningún acuerdo. Los asaltantes se niegan a rendirse.

Un secuestrador amenazante con un rehén.

LA INTERVENCION POLICIAL

El comité de crisis ordena que sean los GEOS quienes acudan a Barcelona, este sería el bautizo de este grupo en una operación de fuego real.

 Los GEOS son un grupo especial de operaciones que nace en España en 1978, poco después de las olimpiadas de Múnich con el secuestro de la villa olímpica y posterior ejecución de todos los atletas israelíes a manos del grupo “Septiembre negro”. La incapacidad operativa de la policía germana para solucionar dicha situación, llevo a los cuerpos policiales de medio mundo a preparar un grupo especial que supiera solventar este tipo de crisis.

Los GEOS, no intervinieron en el golpe del 23F aunque si estuvieron preparados para hacerlo. Algo que ya los golpistas temían, solo con la mención de este grupo Tejero perdía la calma con la que se comportó durante todo el golpe, y en la que manifestó; “Si entran los geos no respondo”.

GEOS. Año 2015.

A las 22:00 de aquel 23 de Mayo de 1981, aprovechando uno de los intercambios de rehenes, un grupo de GEOS accede al edificio a través de las cloacas y pueden por fin observar lo que ocurre en el interior del banco. Toman posiciones en varios puntos y esperan luz verde para dar comienzo al rescate.

A las 19:55, tras 35 horas de secuestro, da comienzo la operación policial. El primer acto se da abatiendo a un secuestrador que vigila en la azotea del edificio. En estos momentos los secuestradores se ponen nerviosos y se vuelven desordenados. Los geos no desaprovechan el desconcierto de los captores; en pocos minutos toman el banco, desde los pisos superiores hasta alcanzar el vestíbulo.

La operación resulta todo un éxito. Todos los rehenes son liberados. Un secuestrador abatido y el resto son detenidos.

 

FINAL DEL SECUESTRO.

Los hombres armados, alertados con los primeros movimientos del grupo especial, decidieron omitir el enfrentamiento e intentar huir haciéndose pasar por rehenes.

Mientras las fuerzas especiales aseguraban cada dependencia de los pisos superiores, los captores se deshicieron de las armas y las capuchas abandonando el edificio como víctimas, que abandonan el banco atropelladamente, ninguno de ellos sufrió daño alguno durante la operación de rescate.

Todos los secuestradores, fueron finalmente identificados y separados del resto de los liberados y llevados ante la justicia.

Detención del líder de los secuestradores.

Finalizada la operación de rescate, el capitán Gil Sánchez Valiente no estaba en el banco, ni entre los captores ni entre los rehenes. Los asaltantes no llevaban fusiles Cetme, no eran ni militares ni guardias civiles. Ni tan siquiera tenían instrucción militar.

Se trataba de once delincuentes comunes que rápidamente fueron identificados por la policía. Todos ellos con antecedentes por robos y atracos, e incluso algunos de ellos, como el líder del comando; José Juan Martínez Gómez; "El Rubio",  de conocida actividad anarquista, lo que sorprendió a los agentes, denominándose de" ultraderecha".

El Rubio confesó, que después de que el General  Pajuelo, le pidiera comunicar con el Capitán, le hizo pensar que las fuerzas del orden público estaban en una autentica encrucijada y que no podía perder la ocasión de confundir aún más a la policía.

Pero que sin embargo tenían información completa y detallada de algunos matices del golpe de estado del 23F, y una detallada redacción del banco, sus planos y sobre todo conocimiento suficiente, a través de su experiencia que un golpe de ese calibre no podría tener éxito.

LA VERSION DE LOS SECUESTRADORES.

Según los atracadores un grupo de ultraderecha contactó con “El Rubio”, líder de los secuestradores, ofreciéndole un millón de dólares para él y 50 millones de pesetas para cada miembro del grupo que participará en el asalto.

El objetivo del asalto era un maletín que se encontraba en una de las cajas fuerte.  Ese maletín incluía documentos que podrían poner en peligro la estabilidad del país y todas las instituciones, revelando la intención real del golpe

El Rubio, afirma que dos miembros del CESID, uno al que llama “Luis”, con claro propósito de referirse a José Luis Cortina Prieto, jefe del CESID  y otro al que llama “Señor Manglano” en referencia a Emilio Alonso Manglano director del CESID, son quienes les encargan el trabajo. Le informan de la importancia de esos documentos que recoge las capitanías que iban a participar en el golpe y las autoridades que las secundarían y ejecutarían una vez concluido.

Supuestos papeles del banco central.

Además les facilitan mapas y planos del edificio con la localización exacta de las cajas fuertes, cámaras acorazadas y puntos donde podrían hacer túneles para escapar de allí, si fuera necesario. La información incluía un inventario de los instrumentos que debieran llevar para poder alcanzar el subsuelo. Finalmente no pudieron hacer uso de este plan de escape, ya que la información de la que disponían decía que los muros serían de hormigón, pero en realidad eran de piedra e imposibles de perforar, con los instrumentos con los que contaban. El Rubio cree que les han tendido una trampa. Que la intención era que la policía les matara (a los captores) e impedir su confesión.

“El Señor Manglano”, pone en contacto al Rubio con la ultraderecha de Barcelona. Uno de sus miembros se hará pasar por rehén y saldrá con los documentos en el primer intercambio que se lleve a cabo. Explica entonces el porque sobre las 11:20 de la mañana se lleva a cabo la maniobra de distracción, disparando a uno de rehenes que iban a liberar, para desviar la atención y haría que los demás rehenes pudieran marcharse sin ser identificados por la policía.

Emilio Alonso Manglano. Ex director del CESID.

 

Se les pone en contra, dificultando su huida, el hecho de que el teniente coronel Tejero; se niega a salir y niega toda participación en este golpe. Es el presidente del gobierno en persona quien le comunica esta información, lo que demuestra, según el Rubio, la importancia de esos documentos.

El Rubio, detalla a la policía los motivos del asalto. Explica que contacta en Francia con “Antonio Luis”, un ultraderechista que le propone el asalto como “Golpe de fuerza”. El resto de la declaración desapareció misteriosamente de los archivos policiales.

La actuación del CESID en el golpe no consta en ningún documento, pero la precisión de los datos aportados por El Rubio, obliga al gobierno a dar explicaciones en el congreso.

Congreso de los Diputados. 1981.

La información, que según el rubio, había en ese maletín se ha ido publicando, pero con unos efectos mínimos que hubieran sido radicalmente distintos de salir a la luz en 1981.

Siete días después de su detención, El Rubio, da una nueva versión de los hechos y detalla:

“Estando en la cárcel de Carabanchel, pensé que no puedo estar toda la vida dando pequeños golpes, y se me ocurre dar un gran golpe. Elegí Barcelona, porque es una ciudad que conozco y el Banco Central por sus características y ubicación, en definitivas fue un atraco sin motivos políticos.”

En el año 2012, afirma que da esa versión porque es “lo que querían oír”. Dice que se la inventa sobre la marcha y que incurre en varias contradicciones que ni siquiera se preocupan en solventarlas. Aún mantiene que había sectores de las altas esferas implicadas en la operación llevada a cabo en el banco central, pero que ni él mismo conoce cuál es su alcance.

El Rubio. Año 2012.

LA VERSION OFICIAL.

Los captores, habían mantenido la hipótesis de que eran militares o guardias civiles e incluso que el capitán Gil Sánchez Valiente, se encontraba entre ellos. Todo esto se descubrió finalmente; falso.

La Policía, también desmiente la salida de ningún maletín portado por algún rehén. Las fuerzas del orden explican que todos y cada uno de los rehenes liberados, fueron trasladados a dependencias policiales donde se les realizaba un exhaustivo reconocimiento. Aquellos otros que fueron llevados a hospitales, siempre estuvieron bajo custodia policial de su persona y de las pertenencias que portara. Ninguno de ellos cargaba el dicho maletín.

La falta de preparación militar, según el General Aramburu Topete, se descubrió al ser abatido el primer secuestrador. Según el general, un cuerpo disciplinado acudirían a tomar posiciones para evitar la incursión de la fuerza extraña, pero en esta ocasión, los delincuentes rehusaron el combate y planearon la forma de salir de allí, de manera desorganizada y nerviosa.

Se descubre que todos los asaltantes son delincuentes habituales, y solo el rubio tiene algunas inclinaciones políticas, confesándose como “un anarquista mercenario”, que trabaja para quien mejor paga .Por supuesto, ninguno es Guardia Civil o militar. Para muchos, el hecho de que el CESID, encargará tal trabajo a un grupo de delincuentes habituales, desmiente de por sí, toda la implicación del centro de inteligencia.

El gabinete de crisis califica a los asaltantes de “Banda de chorizos, macarras y anarquistas”. Admite la participación de la ultra derecha, pero niega categóricamente que sea una gestión de los servicios secretos.

Felipe Gonzalez, entonces en la oposición, exige respuestas y aunque considera “poco probable” la participación del CESID, pero si plantea la posibilidad de conspiraciones para acabar con el sistema democrático. No admite que una panda de chorizos, de forma autónoma, hubiera tenido en jaque al estado durante 37 horas.

Felipe Gonzalez. 1981.

El líder del partido ultraderechista; “Fuerza Nueva”, con representación parlamentaria y a través de su cabeza de lista, Blas Piñar; reta al gobierno de Calvo Sotelo, a demostrar la participación de sus correligionarios en tales actos. Algo que por otra parte, nunca llegó a probarse.

 

Blas Piñar. 1981.

CONCLUSIONES.

El rubio y sus compañeros, son condenados a penas de prisión que oscila entre los 30 y 40 años. Se les imputan tres delitos; Robo con violencia e intimidación con los agravantes de reincidencia y disfraz. Tenencia ilícita de armas junto al de detención ilegal y secuestro.

Los hechos ocurridos, aún se cuestionan si se trata de obra de unos delincuentes ambiciosos o si las propias instituciones democráticas se ocultan en los entresijos de sus secretos.

A día de hoy nadie puede dar respuesta definitiva a las cuestiones que se plantearon en aquel momento. ¿Quién está detrás de aquel atraco? ¿Cuáles fueron las verdaderas razones del asalto?.

La respuesta sigue siendo uno de los mayores enigmas de la historia democrática de nuestro país.